15 Ιανουαρίου 2012

Μουσική παντού, μουσική της μελωδικής βροχής




Επιτρέπεται η σιωπή, η αγνότητα των λουλουδιών, η χαρά της γης τον Οκτώβριο
Που οι πρώτες βροχές κάνουν να μυρίζει το χώμα
Κάτι απ' το σχολείο της έμπνευσης.

Μουσική παντού, μουσική της μελωδικής βροχής
Που πιτσιλά τις τζαμαρίες στο παλιό εκείνο καφενείο
Που οι άνεργοι σκέφτονται τόσο θλιμμένα.

Τόσο ακριβά είναι τα λόγια που δεν θα χωρέσω το τάγμα τους σε κανένα μου ποίημα.

Θα παραμείνω ονειροπόλος που εφαρμόζει ένα δίκαιο της σιωπής πρώτα πρώτα επάνω του.

Μ' αρέσει να αναπολώ τις στιγμές που σε είχα αγκαλιά
Και ήμουν απαιτητικός από εσένα για φιλιά παθιασμένα.

Μ' αρέσει που ζω όπως ζει κάποιος που είναι απλώς ένας άνθρωπος μες τα φθαρμένα του ρούχα
Και θέλει να τον γανώσει με το δυνατό του λούστρο ο ώριμος έρωτας..

                                                                        6.10.2010

2 σχόλια:

  1. Esa música que se percibe en cada gota que cae en las hojas de los árboles, en las tejas de las casas, en el afeizar de las ventanas ... se asemejan a un corazón dichoso. No hay música mejor que la que brota del corazón.

    Un abrazo

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  2. Jessenia

    la música para agkaliazei como y mi skepsi.
    Un abrazo

    NOVIEMBRE

    Llega otra vez noviembre,que es el mes que más quiero
    porque sé su secreto, porque me da más vida.
    La calidad de su aire, que es canción,
    casi revelación,
    y sus mañanas tan remediadoras,
    su ternura codiciosa,
    su entrañable soledad.
    Y encontrar una calle en una boca,
    una casa en un cuerpo mientras, tan caducas,
    con esa melodía de la ambición perdida,
    caen las castañas y las telarañas.

    Estas castañas, de ocre amarillento,
    seguras, entreabiertas, dándome libertad
    junto al temblor en sombra de su cáscara.
    Las telarañas, con su geometría
    tan cautelosa y pegajosa, y
    también con su silencio,
    con su palpitación oscura
    como la del coral o la más tierna
    de la esponja, o la de la piña
    abierta,
    o la del corazón cuando late sin tiranía, cuando
    resucita y se limpia.
    Tras tanto tiempo sin amor, esta mañana
    qué salvadora. Qué
    luz tan íntima. Me entra y me da música
    sin pausas
    en el momento mismo en que te amo,
    en que me entrego a ti con alegría,
    trémulamente e impacientemente,
    sin mirar a esa puerta donde llama el adiós.

    Llegó otra vez noviembre. Lejos quedan los días
    de los pequeños sueños, de los besos marchitos.
    Tú eres el mes que quiero. Que no me deje a oscuras
    tu codiciosa luz olvidadiza y cárdena
    mientras llega el invierno.


    De El vuelo de la celebración (1976)

    Claudio Rodríguez

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